sábado, 9 de junio de 2012

Blade Runner Blues


"Lo mío con D. resistió un par de años.
Se lo debía todo a él, las posibilidades abiertas, seguir con vida... alargó lo nuestro, esa alianza, haber partido de la misma destrucción, aunque D. evitó siempre explotarlo -me quería- y yo me dejaba crecer mientras, anudándome por dentro; los mimbres eran fuertes, no había nada malo en mí, nada, y D. tenía que darse cuenta, ver el proceso, cómo nos situaba en trayectorias que divergían cada vez más, cómo aparecía una nueva Rachel, la de verdad, lo mezquino -e inútil- que sería detenerlo...
[Silencio]
Esa, esa continuidad que nos imponemos para vivir, ¿sabes?... existe, sí, no es una ficción -no del todo, quiero decir- pero nos separa. Tenemos varios ritmos y varias vidas dentro. ¿Quién predice las armonías?, ¿cuándo puedes decir que se han acabado, que ya no más? Para el amor, sería mucho más fácil morir y renacer, morir y renacer, mil veces... sí, mucho más sencillo" [sonríe].

[Sale de la habitación, regresa con dos tazas en la mano, te da una]
"Hay quien lucha por mejorar al otro, ¿sabes?... Es una forma dulce de empezarlo, de decirte -y decirle- "no me gustas, no del todo", una crueldad, tierna todavía, inconsciente. Pero qué daño hacemos [sonríe], no lo podemos evitar, supongo [se acomoda en el sillón]. Nos relacionamos así... "Yo sí te veo, nadie más, ni tú mismo", aunque no le digas esto a ningún hombre, claro [sonríe], pero cuando lo piensas... ya está. Cederás, te rebajarás, y lo mismo hará él, si merece la pena, si cree. Y tendréis un híbrido de los dos que no es de nadie -ni tuyo, ni suyo, ni de la suma-, con su lógica egoísta y necesaria y sus inercias, un híbrido que viva en lugares estrechos, bajos, muy bajos...
Es a mí a quien suele oprimir ese techo a media altura, ¿sabes?, soy yo la que vive forzada, encogida, ladeando la cabeza como Alicia en aquel libro, mientras ellos se acomodan y ya no empujan en ninguna dirección, las paredes comprimiéndose y tú aguantando, sólo tú, creciendo en una habitación más y más reducida, protegiéndole... ¿Por qué siempre es así?, ¿será que no sé querer, que no encuentro la manera, en el fondo?..." [ríe]

                                                         "Rachel. No llevo mucho tiempo aquí, no.

"Con D.: escapamos de la ciudad. Surcamos el verde -nunca había visto un espacio así de abstracto y cálido, mi casa, ni en los implantes de memoria de la Tyrell Corporation-, huyendo para siempre de algo o alguien, ¿sabes?, esa condena. No había perseguidor, nunca lo hubo -nos olvidaron, era lo más lógico-, pero corres y corres y sientes el vértigo del mundo nuevo y las leyes por descubrir, compartidas, de los dos, cuando en realidad no sabes nada, ni de ti, ni de él, ni del tiempo o la erosión, ni de la rebaja de los factores... Yo, al menos, no lo sabía. Muerta, sin pasado, me aferraba a lo vital, a las coordenadas esenciales, estrictamente. Me sentía frágil como un bebé, lo era. Sobrevivía en lo sencillo con una intensidad firme, emocionada, y él, sólo él era mi eje. Pero mi renacimiento fue tan distinto, tan completo... Mis heridas eran mucho más jóvenes que las suyas. Mis heridas."

                                                         "Dejé de huir mucho antes que D. [sonríe]". 

"Invertimos los papeles muy pronto y se acabó. Sólo eso. Pero le curé. Nunca fui egoísta: le curé, se acabó todo y después nací yo, a  mi ritmo."




                                                                                                    -- "¿Le gusta nuestro búho?"
                                                                                                    -- "¿Es artificial?"
                                                                                                    -- "Naturalmente"

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